Escritor, cineasta, actor, director, formador

Los nombres de las cosas

por Sergio Mercurio

por Sergio Mercurio

El teatro comunitario es un teatro hecho por vecinos y para vecinos. Es un teatro popular y esto quiere decir: divertido. Lo comunitario en este caso es algo que se hace con otros y resulta ser importante para todos.

Para mí una ciudad como Salta debería estar en Australia, obviamente el símbolo de esa ciudad debería ser un canguro y no debería estar a tanta altura donde saltar es dificultoso. La Plata debería ser una ciudad exclusivamente de ricos. En un momento me tomé en serio los nombres y estuve en un pueblo de Brasil que se llama No me toque ( Nao me toque) y salí sin dejar mi huella digital en ningún lado. En mi interior creo que el pueblo me lo agradece.  El pueblo de Perdones (Perdoes) debería tener a todos medio arrodillados y pidiendo disculpas. La Paz no debería estar tan llena de manifestaciones. Lima debería al menos tener una forma fina y larga y al menos rasparte. En la ciudad de Manta, en Ecuador, no debería hacer frio nunca. He conocido tantos nombres de pueblos y ciudades mal puestos que podría estar una hora hablando de ello por ejemplo: todos pueden concordar que si hay un paìs donde la plata nunca ha valido nada es en Argentina. Escuchar nombres y pensarlos es un juego que me gustaba hacer cuando viajaba. En ese tiempo me invitaron a un lugar que yo pensé que se llamaba “O verá”.  Me encantó el nombre y pensé que allí iba a ver cosas que necesitaba ver algún día Y fue tal cual, lo que vi en ese sitio no puedo olvidarlo. El detalle es que el nombre tenía una b larga y se escribía Oberá.  Yo estaba posado en una ciudad llamada Posadas en el mediterráneo argentino, allí donde la selva se deshace y donde la yerba mate elige vivir en desmesura. Pablo me vino a buscar y me llevó a Oberá en un Citroen rojo. Eso fue en el 2004 un tiempo donde los autos todavía podían ser graciosos. El Citroen podía formar parte de los autos locos, todos los autos actuales no, ¿quién se ríe viendo un auto gris plateado? Nadie puede mantenerse serio mientras se hamaca en un Citroen. Fui a Oberá a conocer la Murga del Monte. Este sí es un nombre bien puesto.  La Murga es un grupo de Teatro Comunitario. Otro nombre bien puesto. Y yo en ese tiempo era un titiritero que viajaba porque yo creía que los titiriteros viajaban. Me había mantenido viajando durante 12 años y tal vez ese sea el último lugar que recorrí del modo en que yo creía. Hice, y hay fotos, una presentación para una escuela de frontera donde la lluvia hizo que llegaran la mitad del alumnado, por eso de los seis fueron solo tres. Pero volvamos a la Murga del Monte. El teatro comunitario es un teatro hecho por vecinos y para vecinos. Es un teatro popular y esto quiere decir: divertido. Lo comunitario en este caso es algo que se hace con otros, y resulta ser importante para todos. Esto sucede en varios lugares del mundo, de todos esos lugares, yo elijo lo que sucede en Oberá. Las razones son obvias ellos también me han elegido hace tiempo. Por su recomendación me presenté por primera vez en un festival porteño. Buenos Aires, esta claro, nunca tuvo para mi trabajo: buen aire. 

El viernes fuimos a la radio con Carina, la directora de la Murga, fuimos a promocionar el mes aniversario, al explicar porque yo iba a inaugurar la fiesta dijo suavemente que ellos me consideran “el” artista.  Lo dijo de una manera que pude ver las comillas, al escucharlo en un segundo los ojos se me llenaron de lágrimas y me atraganté. 

Fue algo muy corporal lo que sucedió. Mi emoción me dejó al lado de mi hija recibiendo el mensaje que solo en sueños había recibido. Yo estaba aun tosiendo por el Covid razón por la cual, le pedí a la naturaleza que me ayude a no toser para dar lo mejor de mí para ellos. El otro día el teatro estaba totalmente lleno. Ciento veinte personas me esperaban. Fue emocionante. A muchos los conocía de otros tiempos. No solo como público. Nos hemos reído juntos en muchas oportunidades, con mis chistes malos, hemos pensado juntos, oí hablar de Spinoza por primera vez en la casa de Silvia y Dario. He jugado en sus casas, conozco como cocinan, el nombre de sus hijos y ellos conocen mi familia. Todas las veces que fui a Oberá me quedé en la casa de alguien de la Murga. Esta vez me tocó quedarme en la casa de Norma y Marco quienes me recibieron con los brazos abiertos luego de contarme que esperaban ver mi última creación. Mientras tomábamos mate escuché la historia de la sonriente pareja y su decisión. Norma había vivido toda su vida en el campo, su padre ya fallecido había sido un dirigente agrario, fue a esa lejanía a donde los militares fueron a secuestrarla cuando tenía 18 años, fue a la ciudad y a la maldad casi al mismo tiempo. En aquel infierno en el que vivió con su madre, se prometió que si salía viva, iba a dedicar su vida a ayudar a  los demás. Por eso es que con Marco dedicaron 13 años a ser los tutores de 18 niños huérfanos en lo que se llamó la Aldea S.O.S de Oberá. Algunas noches estuve escuchando historias que solo los que se permiten llegar a otros pueden conocer, ahí recordé que era eso lo que yo un día me había prometido, llegar a donde los otros no llegaban, conocer las vidas de los demás. Querer ser reconocido fue la trampa en la que caí. Mientras estaba en esa casa de Norma y Marco, de pronto, volvió a mí la razón de mi vida, miré a mi hija a mi lado que dejó todas sus cosas para acompañarme y algo me susurró que estaba olvidándome.  Y me recordé.  Al otro día no tosí y volví a vibrar, esta vez con mi hija y con otros haciendo, lo que yo considero, es el teatro que debo hacer. No fue en vano esperar tanto tiempo para volver a actuar. La naturaleza me eligió para esto, para lo que dice Atahualpa, «para mi sacrificio, no para mi vanidad». Mientras escuchaba la historia de estos seres Marco me dijo que uno de los chicos que ellos cuidaron  como tíos durante 10 años lo llamó desde la casa de su padre biológico para saludarlo, entonces él le preguntó cómo la estaba pasando. El joven le dijo que muy bien y le preguntó como él estaba, a lo que Marco le dijo que muy bien también. Ahí Marco,  quiso saber cómo había sido el reencuentro con su padre. Dice Marco que se hizo un silencio largo y que finalmente el joven suavemente le dijo que su padre era él.

Al contarme esto Marco se sonríe llorando. Detrás de los lentes se le aguan los ojos como esa mañana se me aguaron. Esto me ha llevado a pensar en ciertas cosas que se nombran y en la emoción que representa que algunas palabras signifiquen aquello que nombran. 

Por último y siguiendo el mismo hilo quiero decir que si Soriano tiene razón al escribir que uno es de donde lo quieren, yo debo afirmar que soy de Oberá. Y me gusta serlo.

26 comentarios

  1. Ternura, humanidad de la más exquisita, historia que no puede para de leerse y te deja con ganas de leer más. Ya te dije, sos un grande Sergio.

  2. Ahora si que pude leer y una vez más tu emoción se multiplicó en mi emoción. Tanto como imagino que debe ser la emoción que nubló los ojos de Marco a quien no conozco (¿o capáz después de leerte lo conozco?) pero se que es el padre de un joven que lo nombra. Abrazo!

  3. qué hermoso saber que sos de allá, que hermoso saber de tu hija cerca, qué hermoso sentir lo que haces sentir

  4. pasé un tiempo lejos de este espacio y fijate qué curioso…
    me recibe precisamente este escrito que nos recuerda de diferentes formas como somos comunidad.
    esta, por ejemplo. discreta, silenciosa, tejiendo-viviendo complicidades, afecto y esas tantas cosas que no se nombran…
    ( y aquí nos queremos)

  5. Gracias Sergio por ese texto que tiene que ver con los afectos en comunidad. Que tiene que ver con lo que tu haces. Y eso da alegría y…sin lugar a dudas la alegría es salud. Precioso lo que cuentas! Un abrazo!

  6. Ay se me aguaron los ojos a mi tambien. Ahora que ya le puse cara al Gran Sergio Mercurio puedo decir que todo lo que decían de vos era verdad, que haces del teatro maravillas y que siempre andas enseñando algo….
    Gracias por tu visita y por ser guía y acompañar los proceso de los amigues que tanto quiero!
    Abrazon!

  7. Ser y estar, ir siendo «todojunto»; eso me dice tu relato. Se siente bello. Gracias Sergio!!!

  8. Muchas fibras que me pertenecen toca este relato… Quedo emocionada por tu manera de entregar intimidad y regalar este rescate de acciones y palabras de estas mujeres y hombres, que hablan de lo mismo de diferentes maneras. De entrada pensé que estaba encontrando respuestas y en realidad me quedo con preguntas…

    1. Clau, esto que escribis sobre las preguntas que te quedan es lo que más me interesa lograr con mis acciones . De modo que me quedo contento. Ademas qiero agradecerte la regularidad con que me lees y comentas mis escritos.

  9. Armar un poema con las palabras necesarias
    Con las imprescindibles.
    Apilar ladrillos
    Perfumar la mirada
    Engendrar el sosiego
    Construir el abrigo

    ¡!!!!GRACIAS MAESTRO POR ENTIBIARNOS EL ALMA!!!! ¡!

  10. Gracias siempre por tus relatos, Sergio. Son sanadores.
    Un abrazo. Juanma.

Se agradece compartir

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