Escritor, cineasta, actor, director, formador

RETARDI

por Sergio Mercurio

por Sergio Mercurio

El turco Markadia insistía en llamarlo Tortuga por razones mitológicas pero no le quedaba. Insistía que había que estudiarlo  Todo lo que el turco Markadia proponía nunca resultaba. Esteban Tolosa, fue apodado Retardi por la gente de Rincón y Arenales por su mala costumbre de no llegar nunca a la hora fijada.

Es importante advertir que nunca se lo había acusado de no llegar, simplemente de no hacerlo a tiempo. Nadie jamás se quejó de su caracter. El dia que Jaime Soriti vino dolido a contarme la noticia que la muerte había venido a buscarlo bajé la cabeza dolido, y fuimos a despedirlo. En ese Lapso el médico de terapia intensiva salió a la sala de visitas, donde estaban reunidas unas quince personas, y confirmo la fatalidad: la muerte había venido a buscar a Esteban y lo llevaría en pocas horas. Cuando entramos a la clínica el silencio cortaba la sala al medio, había grupos que daban diferentes  y contradictorios diagnósticos.¿Cómo era posible que un tipo tan lento hubiera tenido problemas del corazón? ¿No era que la presión alta ataca a tipos muy exigentes y rápidos? ¿Incubaba una enfermedad incurable que ocultaba en silencio en sus infinitos retrasos?

Hoy se cumplen 38 años de aquel día fatídico.

Retardi ,como es su costumbre, elude hablar de sí mismo. Hombre de pocas palabras  apenas asiente y sonríe cuando el barrio se jacta de que también dejó esperando a la parca.

Hasta la muerte lo espera, se comenta. Cada uno tiene, con él, su propia historia. A Torombo Larrosa la dejó esperando en Comodoro Rivadavia tres dias en una estación de servicio luego de ir a buscar un remolque y llegó como si nada, a Sergio Smitierri lo dejó descompensado en una arcada oscura en el viejo Abasto, a las tres de la mañana, con la intención de buscar ayuda. Volvió al amanecer y lo encontró sin zapatillas aun descompensado. A su primer mujer la dejó con dos críos recién nacidos. Lo llevó de vuelta la fuerza judicial. El reencuentro, cuenta su primer mujer, fue muy amoroso y permacieron juntos hasta que ella decidió dejarlo por un maratonista que el mismo Retardi le había presentado. Mi error fue prestarle el auto, suele decir mi hermano. Todos, en algún momento, nos enojamos con Retardi pero el demostró, con la práctica, que en la guerra siempre se necesita de dos partes. Nada que tenga que ver con la puntualidad lo inmutaba. O parecía.Supusieron algunos que la posible razón era el tiempo que demoraba en  enojarse. 

Yo lo recuerdo apenas en un renuncio. Lo escuché lamentarse que el año había terminado, en el día de su cumpleaños, ya entrado febrero. 

Todo es pintoresco antes de los treinta años, después empezó a quedarse solo, sin trabajos. Se hizo lo posible. Se le explicó las consecuencias de sus actos y sin embargo no cambió. Lo entendió pero no cambió. La tristeza y el arrepentimiento están aun esperándolo.
Retardi dejó esperando a todo el mundo y por razones diversas, y lo curioso es que nunca se molestó por ello. El comienzo de su

buenaventuranza comenzó hace poco, cuando un amigo del Turco Markadia decidió estudiarlo.Todos los focos de la inteligencia se posaron sobre Esteban Tolosa. El informe se acaba de hacer público esta mañana y generará estupor en la gente de Rincón y Arenales. Se ha confirmado que Retardi tuvo una gestación normal y  luego de 9 meses de embarazo, vio la luz por parto sin complicaciones, un 9 de febrero. Es el informe científico el que aclara el entredicho. El que nos trae luz a algo considerado inexplicable. Esteban Tolosa fue sietemesino.
Un sietemesino que nació en el noveno mes.

6 comentarios

  1. Que bonito, me hace pensar que muchos latinos tenemos un poquito de Retardi.

  2. Ahondamiento enorme de este tema que trauma a la minoría puntual de la humanidad. En Retardi se concentran como en la concentración de la luz en el diamante, todos los impuntuales que hacen que este mundo gire al revés. Me gusta mucho esa lista de ejemplos, sintetizados en el final: un sietemesino que nació a los nueve meses. (Y hay una frase: y volvió como si nada. En ese «como si nada» está lo más exasperante de los impuntuales. Y también desata una pregunta: qué hubiera sido de su vida si hubiese sido puntual?).
    Me encantó este cuento, que toca alguna de tus más grandes obsesiones.

    1. Ayer estuve escuchando la entrevista que le hizo Lanata a Dolina en el año 93. Buscala. En un momento Dolina dice. Si un escritor toca muchísimos temas no puede ser bueno. En ese momento pensé que iba todo el tiempo cambiando de tema y con esa actitud me iba a poner en el grandísimo lugar de los mediocres. Saber que aun conservo obsesiones, me hizo correr para un costado con ganas de saltar.

  3. Creo entender a la especie de los Retardi, tengo afinidad en algunos de sus comportamientos, claro que hay ue distinguir entre las dos clases de esos comportamientos que hacen a una forma de vida. Están los originales, que son aquellos informales naturales que siempre llegaron tarde a la teta d su madre, tomaban el desayuno al medio d´´ia y nunca pudieron sacar la argolla en la calesita. Estos serían los normotipos clase tortuga. Claro, en el caso del protagonista d este relato hay ue considerar un factor distintivo y ello recién se descubre al final de la lectura, factor que puede generar pol´emicas entre cientificos y tambien entre lectores en general. El tema queda abierto: solamente los sietemesinos que nacen a los 9 meses son Retardi o el acontecimiento no es excluyente. He ahí la cuestión.

    1. por fin un debate serio. No recibir la argolla en la calesita sin duda es mucho peor que tomar la teta al mediodia. En la calesita uno sabe que otros sacan, de vez en cuando, al menos una vez.Con respecto al final del relato hay que agradecer la repatricion de cientificos que lograron dar luz en este asunto.

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Escritura
Sergio Mercurio

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