RELATOS DE VIERNES

Tengo una amiga que es profesora de literatura que me ha dicho que yo no hago literatura, que en mis textos parece que estoy hablando. A mi eso me encanta,

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Para Victoria, Natalia, Pablo, Hernán, Lionel, Ramiro, Cielo, Facundo y Dannae La mayor trampa que ofrece el tiempo es la vejez, ese modo que es tentado a  suponer  la trayectoria de las cosas y asumirlo como sabiduría.  La experiencia trae también un cierto desgano. Una apatía. Un desdén y una dificultad de ver no solo lo que está lejos, sino lo que está cerca. Existen anteojos para ello. Para desestabilizar aquello y enfocar bien se necesita algo sumamente potente, por ejemplo,  un niño descubriendo una hormiga, algo mucho más potente que una granizada en un desierto. Esto confirma que la trampa de la vejez siempre puede ser sorprendida por la estrategia de la vida. Eso me pasó a mí hace un rato. El otro día, volví a Rosario, lo hice porque Facundo me contactó para que lleve “Siempre Guardavidas” a un festival cuyo objetivo era construir un teatro. Primero creí no entender, ya que en ningún momento me pidió que lo haga como un favor.  En estos tiempos donde uno se acostumbra a ver bajar a Jesús de la cruz, sacarse el maquillaje y pedir una coca fría mientras aspira algo que le deja talco en el bigote, que alguien te contacte de ese modo me pareció surrealista. No hay nada más raro en este tiempo que aquellos seres que no tienen nada que ocultar y que quieren cumplir sus objetivos cumpliéndolos. Los conocí en Rosario. Se hacen llamar “La comedia de hacer arte”, ¿cómo puede ser que nunca había

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Porto Alegre

Estoy llegando a la Universidad Jesuita donde va a empezar la larga jornada, el coche desacelera y veo lentamente como el hombre camina hacia un

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