EL PERIODICO DE GUATEMALA. Jueves 20 de junio 2013
El argentino Sergio Mercurio, conocido como El Titiritero de Banfield, se encuentra en un momento de reformarse como artista, sobre cómo seguir. Mientras tanto, se presenta en el país con la obra de teatro de títeres para adultos Viejos.
Juan D. Oquendo
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Presentaciones
Viejos estará en las tablas el viernes y sábado, a las 20:00 horas, en el Teatro de Cámara Hugo Carrillo. Admisión: Q125.
¿Cómo fue que paraste siendo un titiritero?
– Es solo porque viajé. Siempre me interesó conocer los lugares, no desde el punto de vista del turista, sino desde el de encontrar las cosas. Y para encontrar las cosas uno tiene que tener una actitud tanto receptiva como de dar. En este caso, lo que elegí dar fueron mis espectáculos de títeres, y por eso me convertí en titiritero. Fui construyendo mi trabajo a medida que iba construyendo mi vida. Eso me sostuvo mis viajes. Después me profesionalicé, que es una manera extraña en el sentido de que no iba a escuelas, sino que era mi búsqueda personal. En medio de eso estaba mi búsqueda profesional.
¿De dónde nacen tus personajes?
– Son fruto de mucha investigación. Un títere como personaje tardo en construirlo dos años. Debés pensar en su universo, la forma, la técnica, la construcción, darle voz, la sensibilidad, el contacto con el público. Todas estas cosas hacen que el trabajo sea muy lento. Viejos lo empecé a desarrollar en 2003. Y solo lo pude estrenar en 2007. Pero algunos de los personajes los había comenzado a trabajar en 1996. Yo creo personajes para que la gente se los guarde en la memoria. No creo espectáculos, lo mío es un teatro de personajes.
¿Qué elementos tiene el teatro de títeres para adultos?
– Está basado en mi necesidad de comunicarme con los adultos. El adulto maneja el cinismo y la ironía con facilidad. Es parte del universo del adulto el doble discurso. La poesía tiene las mismas características. Para permitir decodificarla, se necesita hondura, fondo, profundidad para poder elaborar cosas. Hay otro tipo de sensibilidad al que hay que atacar, confrontar. El adulto es muy duro como público al principio, pero personalmente siento que es mucho más fiel. Y tiene que ver con que hay algunos adultos que viven una experiencia en el espectáculo que desean revivir.
Y en cuanto a la música, ¿cómo funciona esta en sus obras?
– Esencialmente antes tenía otro tipo de relación con la música. De hecho, mi primer espectáculo no tiene música. La música en mis espectáculos viene a dar un color posterior a la creación, y nunca es el punto de partida. En el caso de Viejos, me he nutrido de mucha música que he escuchado en los 12 años que viajé por América. Escucharán música de Costa Rica y Honduras por ejemplo, además de tango y brasileña.
¿Cómo surge Viejos?
– Cuando creé Viejos, me di cuenta de que estaba trabajando sobre el tiempo. Porque la vejez es esencialmente trabajar sobre el tiempo, o sobre la influencia del tiempo en las cosas, en las conductas y sobre la vida. Los viejos siempre han formado una parte muy importante de mi vida, desde mi infancia. He devuelto lo que los viejos me han dado con este trabajo. La obra tiene momentos muy fuertes, muy poéticos, muy humorísticos. Todos en torno a la vejez, entendida como un momento extraordinario de la vida: no es fácil sostenerte en el tiempo y tantos años. Sobre todo teniendo en cuenta de que hay que adaptarse. Si no te adaptás, morís.
¿Qué esperás del público?
– Que se identifique. Que les permita recordar a los que se han ido y querían, y traerlos de vuelta. Que aquellos que no han entendido bien del todo, entiendan. Generar cierta suerte de reconciliación con algunos viejos. Y que puedan verse cómo serán cuando sean viejos.