Escritor, cineasta, actor, director, formador

Los que Vienen Llegando

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por Sergio Mercurio

Soy uno de los que vienen llegando. Me ha tocado el policía más policía de todos los policías que están encerrados dentro de un cubículo, en un trabajo de mierda, en un horario de mierda, por un salario de mierda. De las veintipocas cabinas este es el único que se demora mas de 10 minutos con cada uno. Los demás parecen que no trabajan de lo mismo. Están medio sonrientes y hacen entrar a la gente como si los que vienen llegando no fueran un problema real. En cambio el que me  ha tocado a mí quiere protagonizar algo, al menos interferir,  ya lo había visto, mientras los otros demoran un minuto para ver los pasaportes este se demora diez, los que llegan hasta él deben mostrar papeles, dinero, tarjetas de crédito y otras cosas en sus teléfonos portátiles. Esta defendiendo algo que quien sabe si el mismo sabe. Yo tengo todos los papeles inútiles que el precisa entonces los lee a desgano e insiste en preguntarme idioticies. Quiere, si pudiera, revocar y reescribir la carta que dice que yo soy importante para la actividad cultural que están organizando. No puede creerlo. Tiene razones. En el fondo no puede entender por qué razón alguien me respeta. Me ve y según el no valgo nada y  quiere decidir sobre mi. Puede hacerlo. Piensa que mi pasaje es falso, que mi documento falso que mi dinero falso, sin embargo  finalmente pone el maldito sello.

Del otro lado la sonrisa mozambicana de Klemente nos aguarda. Ya no venimos llegando. En casa de Carla y Klemente somos buenas noticias. Esta es la tercera vez que nos vemos, la primera en África, la segunda en América y ahora en Europa. Sobre la mesa se abre una fuente de pescado recién cocido mientras el silencio de Lisboa avanza.

Una camioneta se llena de africanos, estamos viajando a la región del Alentejo.  Somos los que estamos llegando. El almuerzo en Beja es el comienzo de la fiesta, que para estos africanos es vivir. De pronto comienzo a sentirme imposiblemente bien. No paran de llegar los negros que mañana en la noche harán una presentación juntos. Son músicos, bailarines y actores de Mozambique, de Angola y Guinea Bissau.  Alguien se inclina hacia mí para mostrarme algo y yo hago lo mismo. La frontera de los cuerpos se ha deshecho. Este restaurant se ha vuelto africano. Un joven que está llegando saluda en español. Es un africano del Sahara Occidental, Intercambiamos unas frases en castellano, la mayoría de los africanos no sonríe tanto como él. ¿De qué sonreirá?

Un trecho más de viaje me deja en Serpa, una aldea de 3000 personas. A dos cuadras del centro está la biblioteca, que a su vez es la entrada a un parque.

Como si después de pasar tantas hojas nos tocara descansar debajo de ellas. La feria de literatura de Serpa está andando. Alguien cuenta historias para unos 15 niños, hay un tipo haciendo caricaturas y en el centro del parque xilofones gigantes que la directora del festival junto a los niños tocan. Un poco alejada esta montada una carpa blanca donde mañana sucederá el evento principal de la feria, la presentación del espectáculo VELHOS. Miguel se acerca sonriente con los ojos de agua. Tiene una frente de esas que suben a la nuca sin pelo, tiene una barba y un andar cansino acorde a lo que va a decirme: Soy el director de la biblioteca. Esta pequeña aldea se tiene que sentir honrada que Sergio Mercurio hará el estreno de “Viejos” en Europa aquí. Deberá recordarlo. Miguel sonríe hasta apagar sus ojos y se va. En la noche, el frio encarna la gripe que trajimos de América. Estoy preocupado. No llegaremos a lograr las condiciones técnicas mínimas. Rosi me recuerda que es lo que yo quiero hacer con mi trabajo. No has venido a que te amen, has venido a amarlos. Además es lo único que podemos hacer, desde que hemos llegado nos aman. Se disponen a todo. Todo estará bien. No quieren criticarnos, están convencidos que les gustará lo que hacemos. Solo debemos hacerlo tranquilos aun cuando no se pueda.La iglesia toca el sino y ese sonido nos despierta. Durante todo el día trataremos de disponer la carpa para que el espectáculo suceda. La lluvia torrencial nos deja llenos de dudas. Llegando la noche necesito una escoba para barrer el escenario. Miguel vuelve a acercarse, sube y barre sonriendo. ¿Quieres que pase un  trapo, para dejarlo bonito?  Hoy hay final de fútbol. Pasaran borrachos los de Benfica para festejar, su pipipí va a arruinar la posibilidad de un espectáculo silencioso. Debes saber que no habrá muchos pero estaremos los mejores. A la noche fuera de la carpa hay unas decenas de personas. Miguel me pregunta si deseo esperar más silencio. Estoy preparado.

Estoy haciendo la primer presentación de Viejos en Europa. Nuestras hijas están del otro lado del océano. Cuando treinta o cuarenta personas se ríen o aplauden dentro de una carpa grande el efecto es liviano. Pero cuando uno termina de trabajar y treinta o cuarenta personas se quedan de pie aplaudiendo durante 4 minutos el efecto es muy amable, uno puede ver a los ojos a cada uno, cuando uno los enfoca ellos agregan un gesto. Una mujer se me acerca, soy una de las concejalas que votó para que vinieras. Ya está, ahora sí hemos llegado. Podemos dormir. Al mediodía el muchacho sonriente nos viene a buscar. En el auto sonríe aun. Llegó a Portugal

hace unos meses después de cansarse de un año de racismo español. ¿Cruzaste desde el Sahara en bote? Sí. Durante 6 días estuvimos en el Océano. Perdidos. Dos días sin agua y sin combustible. ¿Tuviste miedo? No, solo tenía dos preguntas. Salí del Sahara sin avisarle a nadie. Solo me fui. La primer pregunta que me hacía era que le pasaría a mi madre si nunca recibiese noticias mías y la otra era como sería morir ahogado en el mar.  Al terminar la frase me mira sonriendo y finalmente puedo responder la pregunta que me hice cuando lo vi en el almuerzo de ayer. Ya sé de que se está riendo.

Si no los has visto es porque bajaste la vista. Porque estabas ocupado. Los que vienen llegando escapan de todo-todo-todo-todo-todo lo que las redes sociales aceptan consumen y promueven.  No sé tampoco si este escrito puede retratarlos. 

Los que vienen llegando olvidan. Siempre es necesario olvidar para seguir avanzando hacia donde no se sabe. Recordar es la virtud del que se arrepiente. Los que vienen llegando solo olvidan. Deben olvidar. Y lo pagan. Pagan y vuelven a olvidar para

seguir siendo de los que vienen llegando. Los que vienen llegando son detenidos, siempre. Siempre.

Si nunca te han detenido nunca has estado llegando. 

6 respuestas

  1. Belíssimo conto!!! Emocionante. Sim, creio que esquecer é uma atitude que requer alegria para fazê-lo sem perder a memória. Desejo que passem muito bem e contentes por estas terras, você e Rosi, abraços fortes aos dois!

  2. que lindo, disfruta mucho mucho, y… deberíamos sonreír mas, sonreír siempre, obligarnos a sonreír, eso contagia para adentro y es una muy buena bienvenida para el resto

  3. Sergio querido es inspirador leerte, éxitos por el viejo continente, y espero verte a la vuelta o en algún momento!

  4. je suis heureuse de te lire – un peu différemment des fois précédentes. Quand ta lettre n’arrive pas, je me demande.. J’ai hâte d’arriver pour que vous m’arrêtiez ; Retiro a été un stop magistral dans ma vie. J’ai un peu peur – mais je vous fais confiance – j’arriverai les yeux fermées, les oreilles aux aguets, ma bouche déjà frustrée de ne pouvoir dire ou comprendre et vous m’arrêterez et j’aurais besoin de plusieurs années pour comprendre tout ce qui se sera passé… !

  5. Que lindo relato amigo,el amor sempre se dobra infinitamente,quanto mais compartimos mais temos para compartir, grato por seu relato. Seguimos sorrindo,afinal somos amadores.

Se agradece compartir

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