Escrito por Jefferson Velásquez
- Jueves, 06 Agosto 2015 06:24
El artista, que ha concebido cada pieza desde el diseño y realización de los títeres hasta la puesta en escena de cada historia, parece llevar un elenco completo entre pecho y espalda. Y en esta ocasión regresa a Guatemala para cautivar de nuevo a los espectadores con sus obras dirigidas para público adulto, en las que actuarán muchos de los títeres que han viajado con él durante los últimos 20 años.
Desde 2012 Mercurio no pisaba escenarios guatemaltecos. Está de vuelta para llevar a escena 2 de sus obras en las que compartirá tinglado con personajes tan entrañables como Bobi, la abuela Margarita, Virginia y Beto (el bolo), entre otros.
Mercurio es un artista que la gente identifica como titiritero; pero su arte y bagaje cultural han hecho que también se desarrolle como poeta, actor y cineasta.
¿Cuál es la magia de ser titiritero?
Mi formación artística surge a partir de un viaje por Latinoamérica. Soy un producto de la curiosidad y de haber viajado mucho. He descubierto que con los títeres, especialmente con público adulto, puedo tratar temas que me interesan y la sorpresa es quepuedo hacerlo con humor. Curiosamente, la gente que ya ha visto mis rutinas las vuelve a disfrutar como si fuesen nuevas; y quienes las ven por primera vez, piensan que las hice ayer.
¿Cómo nace el Titiritero de Banfield?
Cuando comencé en esto, no creí que funcionaría. Por lo menos no en mucho tiempo. Pero había algo interesante con los títeres. Me llamaba la atención que en el momento en que yo hacia mi rutina, a las personas les gustaba interactuar con el muñeco. El público le hacía preguntas y eso es era interesante. Durante mi trayectoria he procurado hacer cada vez de más complejo mi trabajo.
¿Cuál es el formato de su espectáculo?
Puede haber un centenar de sensaciones diferentes en cada presentación. Mi espectáculo es para jóvenes y adultos. Aquí en Guatemala hay una audiencia que llega a disfrutar. En América Latina el público es muy receptivo, a diferencia del de toda el área de los Andes, ellos son más reservados. Pero ha habido gente que ha sido marcada con alguna de mis obras.
¿Qué espectáculos presenta en esta ocasión?
En Trovajazz presentaré De Banfield a México, que reúne parte de mi historia, de lo que me ha sucedido viajando; circunstancias que me gusta devolver a la gente y situaciones he vivido en América y me gusta compartir. En el del Teatro Lux pondré En Camino, que es una reflexión sobre el viaje. Este tiene un formato teatral mucho más interactivo que el De Banfield a México.
¿Cómo son los personajes que lo acompañan en escena?
Todos son personajes que he creado con base en mi experiencia, vivencias y recuerdos de mi infancia. Podría decir que son muy humanos. Todos ellos tienen personalidades definidas y fuertes y, de acuerdo con ello, han sido ubicados en la historia que quiero contar. Esencialmente, esa es la idea. Aparecen 7 personajes en El Camino y 3 en la otra pieza. Para mí todos mis personajes son todos iguales, distintos entre sí por supuesto, pero les tengo el mismo cariño y les dedico el mismo esfuerzo.
¿Quiénes han influido en su carrera?
Mi abuelo y mi papá recitaban poemas, pero había un poeta que me marcó: Armando Tejada Gómez. En mi adolescencia tuve la oportunidad de verlo en escena. También viví la época de la dictadura militar en Argentina. En ese tiempo había muchas restricciones y eso alimentaba mi curiosidad cada vez más. Quería descubrir lo prohibido. Luego llegó la libertad llamada democracia en 1983 y eso me dio un impulso para probar de todo porque la democracia era para ser libre. Fue así como comencé este viaje que se ha prolongado por más de dos décadas.
¿Cómo ha sido su experiencia en Guatemala?
Es muy bonito estar aquí después de dos años de ausencia porque siempre he tenido buenas experiencias en este país. Quiero encontrar a la gente que se divirtió y se emocionó conmigo. En realidad estoy pensando que al cumplir 50 años de edad podría ser un buen momento para cerrar un ciclo. Porque ya no soy el Titiritero de Banfield sino el Viejo de Banfield (ríe).