Está convencido pero no sabe como explicarlo
Ya le ha pasado otras veces, De pronto le aparecen en la cabeza cosas raras, dibujitos, formas, símbolos, figuras sonoras o pensamientos antes inconexos y de pronto absorbidos por la lógica. El entusiasmo se le ve en los ojos pero ante la posibilidad de exponerlo se siente perdido. Es alguien que, por primera vez, trata de explicar el mar. Duda. Y lo sabe. Una lógica que es clara en su cabeza se hará confusa al tratar de enunciarla, dibujarla, tratar de transmitirla. Esto es el comienzo de algo. Nunca le ha pasado algo así. Esto es arbitrario. Su interés es más intenso que otras veces por eso le interesa compartirlo, el problema es que lo que apareció claro en su cabeza y sería importante para otros, no será nada si no puede explicarlo. No siempre el entusiasmo acompaña la lucidez. El asunto es que esto ya le ha pasado otras veces y por primera vez es consciente. Se siente sumamente efusivo. Quiere tener a alguien cerca. Para contarlo. O alguien dentro. ¿Ya dije que está solo? Bueno, está solo. Si alguien más estuviera dentro podría ayudarle. ¿Es esto cierto? Siente que este entusiasmo lo llevará lejísimo. Que no será como otras veces que tomó decisiones hermosas. De hecho se dice, ahora sí. Si un turista entrara en su cabeza y mirara podría recordar siempre este momento. El problema es que los turistas no recuerdan casi nada. Solo ven y pasan. El turismo interno no debería existir. Esa manía de juntarse con gente con que uno no hizo ni hará nunca nada. Está divagando. No tiene que explicar el mundo tiene que apenas explicar lo que está pasando. Alguien tiene que escucharlo. Pero, para que eso sea efectivo debe ser claro y gráfico, como si de pronto sentado en cierta gramilla, recostado en un árbol, una manzana le cayera sobre la cabeza advirtiéndole algo. Algo que será todo. Por mucho, mucho tiempo y hasta siempre. Busca a alguien. El perro está recostado apoyado sobre las patas, la trompa para adelante y los ojos para arriba mirando. Negro. Va a tener que contárselo a el.
4 respuestas
Son como las olas majestuosas que se acercan a la playa, de ellas no pod´és apartar la vista, todo un espectáculo que atrapa tu mente y pensás en la próxima que será distinta. Luego desaparecen en la playa, ya pasaron pero siempre dejan algo, la arena antes seca ahora está mojada. A tu pregunta. Hoy le t ocó al Negro, comprensible su afán por contar lo que está viendo, el mar es un grandioso misterio, un espectáculo gratis, todo el año se brinda generosamente. él lo entiende pro no sabe como explicarlo, o no lo entiende y quiere saber, t ambién le pas los humanos y muchas veces nos ocurre que no sabemos contarlo entre nosotros. Vida perruna si las hay, chalay ! Abrazo.
Llegan como las olas a la playa desierta, un magnífico espectáculo que atrapa t u mente; llegan con fuerza y detrás otras y otras y de pronto terminan pero alejarse no es irse, la playa queda mojada. Como los relatos, únicos, diferentes, todos llegan a la playa y dejan la arena humedecida. Hoy se trata de un perro, claro no puede trasmitir lo que está mirando, le ha interesado demasiado lo que stá mirando y quiere compartirlo con alguien pero ahi le viene un vacío, algo se interpone entre el deseo y la expresión, tal vez tema que si no lo hace s perderá eso, eso que está ahí, que se mueve, brama , se agita… Cuantas veces nos pasa a los humanos cuando tan solo contamos para adentro. Abrazo, esperando otras olas desde la playa.
Estimadísimo Sergio, gran tema el de comunicar y tener a quién. A alguien cerca, dispuesto, atento, confiable, querido…
Momento sublime cuando dos se comunican de verdad.
Y bueno, aceptar la realidad que tiene este personaje es grande también.
Un abrazo
tener con quien. El secreto.