Escritor, cineasta, actor, director, formador

Brasileñamente

por Sergio Mercurio

por Sergio Mercurio

Hace muchos años, en Ecuador, llegué a un pueblo costero conocido como la posible Galápagos. Puerto López ostenta ese titulo por dos razones: se pueden ver especies animales parecidas a las de las islas y ,además y sobre todo, es mucho más barato. Contratamos una excursión y se acercó la guía, una mujercita de talla corta, voz gruesa y mirada guerrera. Al instante de presentarse me dio ganas de reír a carcajadas. Me llamo Alegría, dijo. Alegría era escueta de palabras y sobre todo no sonreía bajo ningún aspecto. Yo la mantuve a distancia, cosa que me pudo provocar largas sesiones de terapia. Cómo justificar haberme alejado tanto de Alegría. Quién me vino a buscar a Curitiba metido en una campera de lluvia tenía una actitud opuesta a esa guía, Constantemente sonreía. Lo primero que me dijo era que ya nos conocíamos. Cómo olvidar al titiritero de Banfield. Subimos a su combi y junto con Victor iniciamos lo que parecía un viaje que según el GPS demoraría 4 horas exactas. 300 Kilómetros de viaje en cuatro ruedas puede ser placentero salvo que estes en el sur Brasil. El camino que sale de Curitiba rumbo a Florianópolis sube y baja una sierra, costea una infinidad de playas hasta llegar a un puente para entrar a una isla. Por más velocidad que un vehículo posea  en el sur de Brasil es imposible no estar todo el maldito tiempo detrás de un camión que, en su parte trasera arriba de la patente, dice RANDON. La combi acelera, zigzaguea, pasa, y RANDON. El GPS anuncia un accidente y una vía alternativa, se toma un camino de tierra, se pasa por un puente azulmente iluminado, se descubren paisajes y RANDON. Se pasa un vilarejo, animales exóticos y RANDON. Se detiene todo por la lluvia y el desborde de un río y RANDON.  La razón por la que en Brasil no hay trenes no hay que buscarla en el I- Ching.

 Si un viaje de 4 horas se transforma en un viaje de 8 donde casi todo el tiempo el vehículo está detenido detrás de un camión con ese cartel uno debe entrar en relación con el conductor.  Durante las 8 horas de viaje, el conductor mantuvo la calma y la charla en medidas similares. Le conté la historia de la guía ecuatoriana y se río mucho. Reaccionó como su nombre. Hilario tenía el nombre colocado correctamente. Una vez que dejamos Curitiba nos sacamos la campera de lluvia de ahí hasta la isla reímos.  Mucho. Algo lógico para quien viaje con alguien que se llame como él.  Arriba de la sierra en la primer detención y después de contarme que era de Minas Gerais, le conté mi admiración por Milton, entonces me mostró el tatuaje de su antebrazo. Esa fue la primera vez que nos abrazamos. Hilario había sido profesor de Historia pero dejó atrás las aulas por su voluntad de recorrer los caminos sin importarse con los nombres que llevan las camiones. En su historial quedan tres combis que recorrieron 1 millón y medio de kilómetros en 15 años llevando escenarios de espectáculos. 

El celular sonó en el medio del recorrido. Teníamos que ya estar llegando y estábamos a mitad del camino. Hilario se puso serio ¿Cómo que no hay más entradas? No me interesa, dijo sonriendo Yo voy a ver a Sergio aunque sea debajo de la mesa en la que trabaja.  Llegamos de noche. Al otro día comenzaría el FITA. El festival internacional de formas animadas. Mi obra Viejos abriría el festival en el lugar de Florianópolis que nunca me había presentado, el teatro Pedro Ivo, con una capacidad de 500 personas ya no tenía ingresos disponibles. Desde las 8 y media de la mañana preparamos el espectáculo para que no se nos escape ningún detalle.  Después de 11 horas de trabajo todo estaba listo. 

Fue nomás que entre el público para que los micrófonos dejen de funcionar. El protocolo de inicio del festival duró 25 minutos, en ese lapso funcionaron apenas durante unos segundos.  La desesperación me secó la garganta. Finalmente y sin solución salí a trabajar a viva voz para un teatro gigante, fue ahí donde el micrófono volvió a funcionar. 

El espectáculo pudo haber sido uno más si «El Profesor» no hubiese elegido en la platea a Takeshi.

El joven de barba, de anteojos, de pelo largo, de camisa pintada sostenía una dulzura que poco se ve en estos tiempos. Apenas «El Profesor» lo invitó a acompañarlo al escenario hizo algo muy simple. Se descalzó como si entrara a un lugar sagrado. Los pies se apoyaron en el escenario y su mirada se apoyó en el profesor todo el tiempo en que allí estuvo Sucedió la conversación de un modo cariñoso, agradecido, interesante. Fue entonces cuando el profesor, antes de despedirse le preguntó acerca de la música que le gustaba. Takeshi colocó una mano sobre su barbilla y se adentró un tiempo largo para la vida y largo para ese acontecer. El profesor sostuvo el silencio con el mismo material.  Hace tiempo que admiro, admito y deseo el silencio en el teatro. No sé cuanto duró aquello, solo que en un momento el joven descalzo sacó las manos de sus rodillas

y comenzó suavemente a cantar “Minha jangada vai sair pro mar, vou trabalhar, meu bem querer…”Mi primera reacción fue de desconcierto porque esperaba que el jóven apenas dijera el nombre de una música o de un grupo, pero no fue así si no que continuó “se deus quiser quando eu voltar do mar um peixe bom eu vou trazer”. Fue en ese momento que apenas unos cuatro o cinco personas de la platea comenzaron a acompañarlo cantando. Para el momento que la canción dice “ Meus companheiros vao tambem voltar” todo el teatro cantaba. Cuatrocientos personas. Cuatroscientos isleños cantaban ese himno al pescador creado por Dorival Caymmi. Fue en ese momento que dejé de actuar y el teatro a flotar. Fue en ese momento donde la vida se interpuso en el teatro, se metió dentro del arte y lo multiplicó. Fue entonces que me reconcilié con la isla. Mis lágrimas saltaron de mis ojos como ranas. El profesor se encimismó y miró absorto. Solo cuando la canción terminó, el teatro volvió a ser apenas un edificio con gente. Mientras la canción fue cantada pasó algo que yo nunca había vivido actuando. Pasó algo que dejó el no funcionamiento de los micrófonos como algo que había pasado en otro tiempo, en otro lugar y en otro espacio. Escuchar tanta gente cantando apenas por la pregunta de un títere dejó la pandemia como un acontecimiento lejano y vano.

¿Usted sabe lo que es escuchar un teatro entero susurrando una canción simple? Da ganas de llorar. Lloré por eso. El profesor también lloró. Lloré de escuchar muchos seres cantando, viendo una obra de teatro, cantando suavemente con esa virtud que solo los brasileños tienen. La de cantar suave y encantar fuerte. Esto no hubiera sucedido si el profesor no hubiera elegido al azar a un joven que sonreía brasileñamente.  Al terminar el trabajo nos encontramos con Rosi en el centro del escenario y caminamos suavemente hacia un teatro que de pie nos aplaudía

fervorosamente. Ahí bajamos la cabeza para volver del encanto que actuar produce. Me detuve, como siempre, a ver los rostros de los seres que aplaudían de pie nuestro trabajo. Fue entonces que un grito  me tocó el pecho. Viva Sergio gritó alguien desde la platea. Tomé aquello como una orden y viví ese momento, Ahora tomó eso nuevamente y seguiré viviendo un tiempo más, recordando ese público contento, esos isleños que hasta hacía apenas unos minutos habían cantado, fue entonces cuando  justo en el centro de la platea, de pie, aplaudiendo, vi la sonrisa de Hilario.

22 comentarios

  1. Gracias , Sergio,por tu nuevo cuento.Me imaginé,ese lugar ,escuchando esa suave y hermosa canción,del trabajo de los pescadores.Gracias ,por alegrarme los viernes.
    Maria Eugenia Cestoni

  2. Takeshi un grande!
    Y por qué no Hilario???
    Auguri!!!!!

      1. Transmites tanto sobre el gozo y agradecimiento que sentís sobre el escenario, que has de estar pleno de experiencias.
        Será un placer verte actuando
        Qué poseía Alegría que te provocó varias sesiones de terapia?

        1. hola Uma. Existe la posibilidad (Dependemos de un financiamiento) que viajemos en marzo a México a presentarnos. Si es así voy a contarte para que puedas vernos. Con respecto a Alegria, intente escribir una ironía, sobre el hecho de mantener alejada a Alegría (la guia) ya que mo traía alegría. Debo mejorar esa frase

          1. Me encantará verlos en el mes de Marzo en la Ciudad de México.
            Ya entendí lo de Alegría pues comprendí que de tanta Alegría que transmitía tú te habías alejado.

          2. Hola Uma, esperemos que la suerte nos acompañe. Con respecto a lo de Alegrìa voy a explicarlo. La guia que se llamaba Alegrìa era muy malhumorada. No transmitía alegrìa. Yo me aleje de Alegrìa por eso. Y aqui se da lo que conte en el texto pero en vez de con la sicologa se dio contigo. Vos pensaste que yo me aleje de Alegria porque me daba alegrìa. Es decir alejarse de la alegrìa merece una explicación. Por eso comente que merecía sesiones de terapia. Te envio un cariño desde este lugar donde ha dejado finalmente de llover

  3. El Profesor saca lo mejor de quien cae en su mira y sigue el llamado al escenario. Cómo te regala la vida maestro para vivir que la vida se interpuso en el teatro por la pregunta de un títere. Viva Sergio y su magia!

      1. Ja, ja, ja, ja. Alegría era una amargada.¡Qué contradicción! Se llega a dar y en efecto es para tratarlo en el diván.
        Espero que mañana vivan un sol espléndido en ese barrio tan mágico, como lo es Banfield.
        Abrazo afectuoso.

  4. Una de las cosas fantásticas de tus obras es que tienen esos resquicios donde se cuela lo inesperado y maravilloso.

  5. Viva Sérgio!! Foi mágico esse momento obrigado por isso. O teatro realmente é a arte do encontro e do instante. Seguimos! Grande abraço.

  6. Gigante Sergio sempre emocionando com suas palavras… de onde as tira? Que deuses te tocam quando escreves? Que demônios? Viva Sergio!

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