Escritor, cineasta, actor, director, formador

Viejos de mi… (en línea)

Esta versión se estrenó en el festival Escenarios del mundo Ecuador 2020. Y abrió el festival internacional de gira-boneco de Baurú Sao Paulo. Se estrenó en Argentina con la presentación d la editorial Sudestada. Ahora puedes verla cuando desees

Leer el artículo del periódico Página Siete en virtud del estreno de VIEJOS DE MI…en Bolivia. Haciendo Click en la imagen

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Primer video promocional del estreno en Argentina

Críticas

“Viejos de mi…” la ilusión de que tal vez podamos comprenderlos.

Voy por la ruta 210 hacia Banfield, y un coche se halla estrujado como un pañuelo al lado de un árbol. Un pañuelo de chapa y sangre. Paso. Escucho las sirenas. Me pregunto; ¿debiera haberme detenido? Sigo. Y viene a mí las palabras de Juanito, Juanete. Para el que no conoce la obra de Sergio, “Viejos de mi…” se sorprenderá que ahora yo cite a un personaje imaginario, que yo no cite a un autor como Sergio, sino que cite a un títere. En esa obra teatral, Juanito dice algo así: “Si alguien se equivoca, si alguien se pone en riesgo y está en peligro, alguien tiene que salvarlo”. Es la filosofía simple y eterna de los viejos de mi...Y en una época en que se trata de destruirlos, esas palabras los rescatan, nos rescatarán a todos. “Yo soy un salvavidas, no un bañero, bañero es que cuida los baños”. ¿Es que hemos destinado a los viejos de mi...a los baños, a encerrarlos en baños con camas?¿Hemos dejado de escucharlos?
Así, la frase baja, de la poesía a la realidad, una acción que se hace cotidiana. 
En la charla que tuvimos el domingo 8 de agosto con el autor, Sergio nos recordó que a él le fascina hablar con viejos, que se divierte mucho, que lo hacen reír. Doy fe de eso. Cuando conoció a mi papá, que ahora tiene 95 y entonces era un pibe de 93, Sergio me dijo: “¡Tu viejo es un personaje alucinante!”.  Ya estaba “robando” un personaje, llevándolo de la realidad malsana a la ficción curadora. La ficción nos salvará, no te hagás problema. La ficción será nuestra nueva realidad.
El streaming no fue fácil. No es cine, no es teatro. Y una casa tradicional de un vecino cualquiera de una casa construida en la década del 50, Sergio armó el nuevo escenario y Juanito y Juárez tuvieron lugar en esa casa nueva. No fueron destinados a un baño. Fueron destinados a vivir. Entendí eso. No voy a contarles más. Véanla. Solo diré que el sonido del mar, al final, es todo lo que hay que saber. El mar,  el mar final, el mar abrazador, como un dios que nos salva.

Alejandro Seta
 En primer lugar no puedo ocultar que durante la presentación estuve atenta a todos los movimientos para pescar el detalle discordante, es que “Viejos de mí…”tal vez sea mi espectáculo preferido de las obras creadas por Sergio. Pensaba de qué forma resolvería aquellas magias que un escenario plantea y profundiza. La decisión de Mercurio de no filmar en un teatro y sí hacerlo en locaciones reales: casa, patio, etc, significaba un cambio rotundo en la poética y quería ver cómo lo había diagramado. Mi sorpresa fue que la historia de amistad de estos dos viejos, Juanito y Juarez, viejos de “él”, digo, del propio Mercurio, viejos que lo cohabitan y que en esta pandemia, de alguna manera, nos reflejan a todos, estaban más vivos que nunca. Esas dos caras absolutamente diferentes, pero que son dos caras de una misma moneda, representan  nuestras más profundas contradicciones que se van sosteniendo y rescatando una a otra para mantenernos en pie y a flote, para salvar esa complejidad que somos cada uno de nosotros. Ha sido un año difícil…nuestras contradicciones estuvieron a flor de piel.
Otro logro es que  la obra  gana en emoción con los primeros planos, que como espectadores nos perdemos en el teatro. Ahora podemos sentir profundamente el vínculo de esos dos viejos. Nos emocionan sus gestos, sus silencios, sus miradas; porque no nos engañemos, se miran. Juanito y Juarez son capaces de mirarse a los ojos, no importa si uno de ellos es un muñeco de goma espuma. Ellos se miran y se comunican y ahora, mediante la cámara, lo vemos, lo comprobamos. Es así.


El espectáculo se equilibra, se desplaza con la cámara, nos acerca los planos, los gestos. Tenemos la posibilidad de ver como Juarez dibuja con yerba y eso es mílagroso, es la contemplación del hecho estético en su momento de ejecución.
Entonces vuelve a atormentarme la duda…¿Cómo hará Mercurio para resolver el final de la obra?
 En el teatro “Viejos de mí…” termina con la entrada en el mar, en el azul, en la posibilidad de cuidar hasta el final una vida, de guardarla. ¿Cómo lo va a resolver en una casa, sin la ayuda de las luces y la convención escénica que cualquier espectador acepta? Aquí no hay escenario y se acaban las convenciones. Lo que vemos es lo que hay. Una puerta, una casa, un pasillo…
Dudo. Mi escepticismo se agranda… y sin embargo me gana el arte, la sensibilidad. Esos dos, hombre y muñeco están entrelazados  en un vínculo indestructible, lo puedo ver, lo siento, me emociona hasta las lágrimas. Juarez abre la puerta y encara el pasillo interminable con Juanito en brazos, camina. Los veo de espaldas sumergirse en esa oscuridad que se los come como el propio mar. Ya no me importan las comparaciones. Lloro. El hechizo escénico se ha producido otra vez.
                                                                                                           Sylvia Bonfiglio

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