Escritor, cineasta, actor, director, formador

El Silencio Dado

Picture of por Sergio Mercurio

por Sergio Mercurio

Para Bernardo

Cuando nos hicimos amigos, fue para siempre. Pero demoramos. En un momento dado, dadas las circunstancias, no hubo otra opción para él. No me lo dijo pero, creo que sintió algo así como: “este pibe tiene algo parecido a mí, puede ser tan malo como yo”.

Durante un tiempo nos íbamos de viaje al sur. Siempre al sur. Él fue el que me dijo, por primera vez: Vamos a escuchar el silencio. Estábamos caminando por un bosque, salimos a un claro, y vimos el paisaje más incandescente que he visto en mi vida. En el borde del barranco, un valle de pasiones, nos sentamos, estuvimos callados durante largo rato, en un momento dado me dijo: Es difícil. Mientras estaba sentado, pensé que eso, alguna vez, se lo iba a decir a alguien, me pareció una frase con la cual podía seducir alguna vez a una muchacha. No encontré el momento. Finalmente la usé con una mujer que no podía parar de hablar. Fue hace más de treinta años, cuando la llevaba para enseñarle a nadar, ella mismo recuerda que: la paré antes e subir un colectivo, la tomé de los hombros y le dije: Mami, Juntos y callados puede ser bonito también. Se ríe, mientras me cuenta esto, yo miro, no puedo poner un bocado porque lo vuelve a contar, más o menos igual.

Hace una semana Amanda se me acercó, papí encontré una música que me gusta mucho, a ver hija, buscála, se llama 4 minutos y 33 segundos, de quién es, buscala. Estaba por lavar los platos, pero la encontré en internet. En la primera imagen, un pianista, estira la parte de atrás de su levita y se sienta no sin antes acomodar la partitura, abre el piano y pone un cronómetro. La obra, creo, tiene 3 movimientos que son las partes en que una composición clásica puede dividirse. En cada parte, el pianista, cierra y abre el instrumento, se acomoda y vuelve al cronómetro. En la versión que yo vi, cuando comienza el tema, se escucha claramente la tos de alguien del público. Es lo único del tema que recuerdo. He pensado que esa persona, que no está en la cámara quedó registrada para siempre, en la primer presentación del tema. Su tos, se hizo parte de tema. Intervino. He imaginado que esa tos le pertenece a un hombre. Que ese hombre tiene unos 40 años de edad, y que no estaba enfermo, sino que tosió a modo de no interrumpir más adelante. He tratado de imaginar la ropa que tiene y me imagino un pullover escote en V y también que, a diferencia del pianista, estaba peinado con la raya al costado y tenía algo así como gomina. Escuché el tema que mi hija me sugirió, totalmente absorto. Cuando terminé le pregunté: ¿Cómo encontraste esto? Ella me explico un poco, del modo que siempre me explica. Encuentra ese tipo de cosas de vez en cuando. Yo jamás había escuchado hablar del compositor Cage y tampoco había escuchado hablar del tema, 4 minutos y 33 segundos. ¿Cómo fue posible que mi hija, de trece, lo hubiera encontrado? Internet me devolvió 14 versiones del tema: una tanguera y ,por ejemplo, una de Axel Rose, o alguien así. La forma que mi hija hace relación con todo lo que toca no deja de maravillarme. Le explico esto y ella parece no sorprenderse. Busqué el origen del tema 4 minutos y 33 segundos, Cage, John: el autor, fue sometido a una experiencia. Entró en, algo así como, una sala de silencio. Una cámara anecoica, creada en la universidad de Harvard. Un lugar preparado para que no exista sonido alguno. Hoy sabemos que el espacio es así. No hay sonidos. No viajan. En la película Interestelar, Nolan, se aprovecha de eso, como antes nadie lo había hecho. La cosa es que Cage entra al lugar y luego de un tiempo escucha un sonido algo grave, instantáneamente, piensa que la sala está mal hecha, está por salir y quejarse cuando advierte que el sonido que rompe el silencio puede ser su corazón. Eso crece hasta que logra separarlo de su conciencia, es decir, lo ecualiza, de modo de poder escuchar el silencio, entonces percibe un zumbido agudo, muy persistente. Al salir de la sala, a quejarse, le dan noticias que lo agudo es un sonido que produce nuestro propio sistema nervioso. John Cage sale de la experiencia conmovido, su sensibilidad con la filosofía oriental y con el Zen le permiten crear algo parecido, pero para compartir con el gran público. La obra es estrenada en 1952. Esta registrada y en esa versión se oye, la tos que yo relato. John Cage, el creador, nos comparte que el silencio no existe, y que poder escucharlo es una virtud que solo el que busca el silencio podrá disfrutar. Mientras escribo esto pienso en mí mismo, hace 20 o 30 años, si yo leyese esto que escribo, me detestaría. Hace treinta años no podía distinguir lo que mi hija puede. Yo no hubiese corrido a mostrarle esto a mi padre, ni a mi amigo. Yo era malo.

El tiempo es un silencio lleno de sonidos. Recordar es una película que, para los demás, pasa en silencio. Pero no es cierto. Debo agradecer estar aquí ahora, en este silencioso escrito, agradecer ser otro. He sido malo, muy irónico, igual que mi amigo malo, que dejó de ser malo hace mucho tiempo más que yo. Yo he sido una peste, eso me permitió salvarme de otros más malos que yo, pero sospecho que también no advertí a algunos genios. Recuerdo que en el año 95, hice un taller de improvisación de música contemporánea con un compositor yanqui. Lo presentaron como un innovador. En el taller, él quería que hagamos cualquier sonido sin importar consecuencias, que nos soltemos. Como nadie hacía nada, instantáneamente, hice con la boca, sonidos de pedos. Tres minutos. Los participantes, todos músicos, me miraban absortos, yo seguía prrrrrrrrrrr, prrrrrrrrr, y prrrrrrrrr. A los dos minutos el petiso se paró a aplaudirme. No podía creerlo. Incluso me hizo presentar mi solo de pedos en la muestra final frente a un público que reía. Yo le disfruté porque pensaba que iba a desnudarlo. Ese era un farsante, como yo. Nadie nunca dijo nada. Eso me hizo convencerme que los malos vencían siempre. En el año 99, en Perú, conocí un escultor amigable y genial pero sobre todo amigo del alcohol. Cuando lo conocí estaba haciendo una serie de esculturas, en mármol, que llamó «el sonido del agua». Cuando las vi no me pasó nada. Lo acabo de recordar ahora que estoy viendo en internet una obra de Cage llamada “el camino del agua”: Lo recordé porque, una noche, El Chino, algo tomado, me subió a su auto para llevarme al pueblo donde había nacido y al lugar que había dado origen a esa serie de esculturas. Yo le tenía cariño al Chino, sobre todo porque me tenía respeto y no paraba de decir que yo estaba condenado al éxito. Siempre he sido malo pero suelo creer ciegamente en los que creen en mí. Esto último es algo que cualquier malo lleva dentro: La convicción de la bondad. La cosa es que viajamos a doscientos kilómetros de Lima, dormimos en una posada y en la mañana me llevó a una playa rocosa. Trepamos por las piedras resbalosas y, mojados, nos detuvimos en una gruta donde se formaban figuras muy abstractas por donde, con el tiempo, el agua había hecho canales, finísimos y donde, finalmente, caía desde una distancia de, no más de 10 centímetros, un hilo de agua. Cuando las olas no rompían, era posible, haciendo un esfuerzo, distinguir ese sonido. En ese momento sentí algo, que solo es claro, en este momento, cuando siento que haber sido malo no me enorgullece. Tal vez me perdí otras buenas cosas. Ahora me doy cuenta que no me sirve de nada el modo despectivo con el que a veces trato las obras de otros, como las juzgo. Así lo han hecho conmigo. En cierto aspecto me lo tengo merecido. Esta confesión silenciosa trata de reparar mis actos y a la vez convidar a quien, en este silencio dado, ha: nuevamente, imaginado.

https://www.youtube.com/watch?v=JTEFKFiXSx4&ab_channel=JoelHochberg

12 respuestas

  1. je vais te voler une phrase je pense – je t’enverrai le dessin ! merci 🙂

  2. El silencio enciende esa memoria de lo indeseable que somos. El cuerpo tiene movimientos involuntarios cuando se presentan esos recuerdos de lo malo. Las uñas se clavan en la mano contraria, los ojos se cierran con presión intentando borrar la vergüenza.

    1. Te leo y estar en Santiago del estero me hace citar una chacarer » el hombre se diferencia del reino animal, porque es el único capaz de odiar

  3. Confesiones?
    Cuánta información. El silencio tiene muchas facetas, muchas formas de expresión…creo que no todos podemos soportar el silencio. No todos podemos estar en nosotros solos.
    Un abrazo!

  4. Esse autorretrato em voz baixa me fez pensar em duas coisas: na dificuldade de ser bom x a conveniência de ser mau e em um experimento em uma outra oficina da qual participei, em que convidamos todos a tampar os ouvidos para escutar os barulhos de dentro e a batida do coração. Precisamos ouvir para dentro, você me fez entrar de novo nessa vibração. Obrigado, Sergio! 🙏🏻

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