Escritor, cineasta, actor, director, formador

Stefanía

por Sergio Mercurio

por Sergio Mercurio

Stefanía, era una niña flaquita, de nariz presente, de ojos pequeños, de mano alzada, de pelo largo, y este día: de equipo de gimnasia azul y verde. La conocía desde que tenía tres años. No era mi alumna preferida, no era la más cariñosa o la más visible, no era graciosa o siempre activa, era una alumna más que yo tenía. Me cuesta recordarla. Escribo para volver a verla.  Escucharla, la he escuchado siempre. Me cuesta verla. Me gustaría poder verla para completarla con un rostro. Solo puedo repetir lo que me dijo sin recordar que apenas tenía seis años. Escribo seis años y eso no hace más que complicarme porque los datos no me ayudan a componerla. Ayuda recordar que  esa mañana me dejó sin palabras.

Me dejó callado enseñándome algo que aun sigo aprendiendo. Porque lo que ella dijo comenzó a implementarse. Fue al pie de la letra.  Stefanía con seis años, viniendo de un barrio simple de la provincia de Buenos Aires, primero festejó mi llegada, como todos me prestó atención y finalmente me abrió los ojos sobre el mundo en el que ella y yo viviríamos.  Stefania a los seis años en el colegio Nuestra Señora de Lourdes de Llavallol, allí donde yo era el único profesor de Educación Física y de haber aceptado, el director de la secundaria y hoy jubilado, me dejó boquiabierto y de algún modo me ayudó a escapar en busca de algo verdadero por lo que seguir viviendo. 

Si llovía no me quedaba otra. El patio techado era una promesa. Me había demorado en el baño de los profesores por razones que nadie sospechaba. Seis páginas. Seis. “No habrá penas ni olvido”  me ocupó la noche y al bajar del colectivo tuve que correr debajo de la lluvia hasta la puerta de la escuela protegiéndolo. El agua cayendo me ayudó enormemente porque los chicos no formaron fila, fueron directamente para las aulas, yo directamente al baño. Finalicé el libro con el amor a Soriano aumentado. Crucé el patio y saludé la maestra de primero. En el momento que entré todos saltaron de alegría. Casi todos me amaban desde el jardín de infantes. La razón por la que me dediqué a la docencia se la debo al Turco Markarian. El hombre de la nariz más exagerada que he conocido. Al entrar a un lugar con niños él producía alegría. El me mostró que eso era posible. Mientras trabajé como profesor quise producir lo mismo. Al abrir la puerta los chicos saltaron de sus bancos y vinieron a abrazarme, igual que lo hacían en el

patio antes de irse. Igual que lo habían hecho  cuando los buscaba en sala de tres. Luego del cariño me senté sobre el escritorio y como todos en el jardín de infantes los traté como filósofos. ¿Qué querrá decir la palabra: Ecología? En el año 89 faltaba un año para que el protocolo de Montreal entre en efecto. ¿Qué decía el protocolo? En lineas generales pedía eliminar todos los clorofluorocarbonos (CFCs) que se usaban en los aerosoles y que generaban un daño irreversible en la capa de ozono.  La ciencia había advertido que si ese producto químico se dejara de usar indiscriminadamente en el año 2050 la capa de ozono volvería a estar intacta y los rayos ultravioletas no causarían el daño que ahora mismo están causando.  Decir capa de ozono era muy común a mediados de los años ochenta, así como ahora es muy común escuchar GPT. Las tiempos se parecen. Siempre algo grave que está por pasar no pasa, pero si sucede algo que cualquier niña de seis se da cuenta. 

Protocolo de Montreal

El 6 de Junio de 1990 en la Argentina se promulgó como ley 23778 el protocolo de Montreal  relativo a las sustancias que perjudican la capa de ozono. Yo hice mi parte, el primer día de lluvia  que me impidió dar la clase de educación física lo dediqué a hablarles sobre los efectos de los aerosoles. La totalidad del aula aprendió que en los aerosoles había una sustancia muy pequeña que subía hasta el cielo y lastimaba la fina capa que protegia al planeta de los rayos ultravioletas. En aquella charla las niñas y niños prometieron avisar a sus padres sobre ello. Yo sabía que los seis años es una edad perfecta para que un niño eduque a sus progenitores.  A los catorce comenzamos a advertir que ellos no solo no escuchan sino que además es imposible que cambien. En media hora había creado una legión dispuesta a investigar si en la casa propia existían aerosoles que iban a destruir el planeta. Listo, Profe, me dijeron. Yo los conocía y ellos me conocían. Nos decíamos la verdad. Nos queríamos.

Agregué entonces que en el futuro si acompañaban a sus madres a comprar algún producto podían verificar si en la parte posterior tenía o no la frase “No perjudica la capa de ozono”, porque hasta donde yo sabía se estaban haciendo aerosoles que respetaban el protocolo de Montreal. Lo importante, concluímos, era comprar productos que preservasen el planeta. Fue ahí que hablo Stefanía. 

Levantó la mano, y dijo esto: “Profe, nosotros podemos hacer eso que vos estas diciendo, está bueno. Vamos a hacerlo, pero tengo una mala noticia. Las personas que perjudican el planeta van a seguir haciendo el mismo producto y van a poner el cartelito “No perjudica la capa de ozono” solo que va a ser mentira. Al terminar de decir lo que dijo, Stefanía apretó los labios y se sentó mirándome de una manera muy suave. Eso sucedió hace exactamente 33 años. Yo tenía 22 años cuando una niña de seis, me explicó el mundo que se venía. 

19 comentarios

  1. gracias por compartir este recuerdo de la SABIDURIA de una niña de 6 años!

  2. Será que esta chica hoy trabaja en la compañía de los simonkeys?
    Amo a las personas que son capaces de ver más allá de las palabras y leen las intenciones!

      1. No, solo recuerdo tu historia 🤣

        No sabía de su existencia hasta que hablaste de ellos.

  3. Hay que buscar a Stefania!!!
    Con el apellido se podría, y le podemos mandar el cuento amigo!

  4. Seu conto me fez relembrar a origem da palavra ‘palavra’. ‘Mythos’, aquilo que conta. Quando Stefanía disse “solo que va a ser mentira”, ela traduziu na última palavra da oração o costume fundamental da cultura dos capitalismos cultivado há muitas décadas entre nós. Ontem Antônio, sete anos de idade, me disse enquanto viajámos apenas eu e ele a caminho de casa “pai, quando a gente começa a dizer alguma coisa e vai indo, chega uma palavra que dá uma simbológica pra tudo”. Fiquei encantado pela sua perfeita compreensão e pela construção da oração. Parece que é mesmo proporcional que uma pessoa encontre alegria na exata medida em que mergulhe em seus mitos, próprios e compartilhados. A propósito, Sergio, certa vez imaginei um roteiro que teria o nome ‘Era uma vez homens que acreditavam em rótulos’. Gracias una vez más!

    1. Nao tinha ideia dessa origen. Nao sabia que podia estar criando mitolog[ia.Mas e verdade a mitologia deste tempo , aquilo que stefania anunciou se cumpriu A mentira é a verdade

  5. Lindo relato. Desde la introducción hasta el final donde pareciera que se desploma un mito, una verdad caída o acaso una nueva verdad que parece incontrastable, limpia, rotunda. Una niña de seis años de edad rompe el cristal en lugar de mirar a través de él. Qué la impulsa al presagio que se supone reservado a los señores del tiempo que han acumulado vivencias y experiencias que dan autoridad a sus dichos y enseñanzas. O acaso están cambiados los papeles o se trata de un hecho aislado y casual. La experiencia en el ser humano puede ser una ilusión que otorga un falso título de sabidur´´ía, un atributo que no se consigue solamente con el transcurso del tiempo.

  6. Sergio, querido, lo mas impresionante de tu realto es que, quimicamente hablando, Stefanía tenia TODA la razon. Yo estudie bastante este tema de la farsa de los CFCs que iban a detruir la capa de ozono. Y la verdad es que los muy hijos de puta que prohibieron los CFCs los reemplazaron por CH4 (un gaz explosivo, y supuestamente calentador del planeta, ja, otra farsa) y por HCFCs, o sea los mismos CFCs pero agregandole una molecula de hidrogeno que no cambiaba nada al asunto. Mi conclusion de tu cuento del viernes es la siguiente : Stefanía era la reincanacion de algun complotista que venia del futuro ! O sea, del año 2023, ya que hoy en dia, todo el mundo se ha dado cuenta que los CFCs nunca le hicieron daño à la capa de ozono. Y que esa mentira fue solamente armada para hacer plata y mas plata, reproduciendo à la letra lo que habia acontecido y funccionado con la prohibicion del acohol en los USA.

    1. Jajaja. Ya sabia que ibas a comenatr algo porque ya te habia escuchado hablar de la capa de ozono. A mi lo que me gusta recordarme es que lo que simplemente puede advertir una niña es muy facil de vender para un adilto

      1. Los niñ@s no son tan naifs como los adultos, son ingenuos, y es bastante diferente. A los adultos les gustaria seguir creyendo como cuando eran niños, pero ya nos es posible, y por eso se aferran a cualquier cuento.

Se agradece compartir

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