Escritor, cineasta, actor, director, formador

Conectar

por Sergio Mercurio

por Sergio Mercurio

Para Rosi

Levantaba el dedito, alzaba las cejas y señalaba el cielo. Cuando hacía esto tenía cincuenta centímetros de altura.  Por lo tanto su cielo era más lejano que el de cualquiera de nosotros. Nosotros teníamos otro cielo, y hasta otro tiempo. Ella nos trajo el tiempo de la sorpresa de vuelta.  La suya. Descubría algo y nosotros reaccionábamos como si no supiéramos nada del mundo. Ella no tenía palabras pero sus sonidos nos interpelaban y nos advertían que más allá de nosotros el mundo se expresaba, daba señales. Actuábamos la sorpresa. No obstante su actitud nos obligaba a conectarnos con el mundo y  aun sin tanta verdad: festejarlo.


Unos centímetros después se detenía en cualquier casa. Una casa de nada. Iba hasta ese lugar donde la casa comulga con la vereda y en lo verde encontraba algo. Increíble. Para ella. Ignorado por nosotros. Cuando se acercaba a la flor y le hablaba, cuando la nombraba belleza, cuando la respiraba flor, se hacía más flor la flor para los ausentes, los rápidos y los desconectados. Y para mí. Que creia estar conectado con cosas que creía importantes y eran menos que el vuelo de una abeja sobre una flor. No por el vuelo o la flor sino por los ojos de ella mostrándomela. La conexión, en muchísimos casos, es la oportunidad de estar cerca del que se siente sorprendido. Ser padre de niñas pequeñas es una oportunidad para conectarse. No una garantía.


Hoy en día todo ha cambiado. Las hijas son de adolescentes para arriba. Los padres de hoy nos quejamos de lo mismo. Los pibes de hoy en día, los pibes de hoy en día, lospibesdehoyendia, lospibdehoyendi, lospideoiendi, lopideoienia, LOPIDEOINDI. Nos quejamos. Me quejo. Mis hijas viven colgadas del celular. Hasta ayer creía que mi queja correspondía a que no tengo uno pero es la sociedad que te obliga. Es muy dificil hacer cosas básicas sin él. Los celulares teoricamente no están permitidos en las escuelas. Ja. Los usan para todo.

En la escuela, igual que en la calle, se usan para todo. Ninguna tiene que ver con comunicarse. De hecho no podes salir por la frontera terrestre argentina si no tenes uno. El poder se ha dado cuenta de algo simple, ya no necesitan controlar a nadie, solo tienen que controlar los celulares. Cualquier celular viene con una persona detrás. Ja. ¡Buenisimo!  El problema no son LOPIDEONDI.  Ayer le dije a Amanda que salga del celular, ahí me mostró lo que estaba viendo. Era Stromae, el “Maestro” belga.  Lopideondi escuchan y ven esto.

Lo que no sabía era que los músicos de esta generación, los que tocan y bailan para esta generación advierten lo mismo. Me encontré con Hernan.  Le comenté que estaba escribiendo esto a raíz de que  mis amigos y los desconocidos se sorprenden y me comentan que que a mí me pasan cosas especiales. Nunca me creí el elogio. A mí me pasa lo mismo que podría pasarle a cualquiera si estaría prestando atención. Ayuda que no uso celular.

Ahí Hernan me dijo algo. Prestar atención te hace prestar más atención. Parece una perogrullada pero es algo fantástico. No prestar atención te hace no prestar más atención. Si tu atención está puesta en cosas que no son generadas por vos mismo, por tu silencio, por tu encuentro con la naturaleza. Despues de decirme esto me dijo si había visto este video de Mobi. Un músico de  Lopideondi

¿Ésta es música de protesta? No lo sé. 

Puede ser. En todo caso no es apenas música electrónica.

Es una respuesta artística a lo que está pasando.

El arte seguirá intentando ser la constante

respuesta a la desconexión.

¿Cómo uno advierte que está conectado? Voy a arriesgar una hipotesis. Vos estas conectado cuando encontrás señales en el mundo. Señales felices. Yo vi a mi mujer conectarse. Primero encontró un a amigo antiguo en el aeropuerto de Angola, vi otros sucesos encadenados en poco tiempo todos encuentros en lugares imposibles. Multitudianarios. Encontró a nuestro amigo Klemente en las marchas de Portugal,  una fiesta donde no había menos de 100000 personas moviéndose de un lado a otro. Ella lo encontró sin buscarlo y pasamos de querer ir a dormir a caminar la noche toda, felices. Conectarse es darse la posibilidad de sorprenderse. ¿Hay que estar en paz con si mismo para hacerlo? ¿Hay que permitirse perderse? ¿Hay que vivir en el mundo sin tratar de que el mundo sea a nuestro modo? ¿Hay que permitirse ser débil? Para conectarse está quien recomienda el aburrimiento. No creo que esto lo garantice pero creo que cierta serenidad y por supuesto la aceptación ayuda. La urgencia no ayuda a conectarse. La desesperación tampoco.  Mucho menos un celular. Aquí va un ejemplo más de Rosi. Estamos en un pueblo perdido y diminuto, solo 3 ómnibus por día para salir de allí y no pasan,  caminamos a la terminal y no la podemos encontrar. Finalmente llegamos. En todo el edificio solo hay una persona. Finalmente llegan 3 más. El calor es un agobio. Nos sentamos delante de una cerveza. ¿Habrá un ómnibus más para Beja? Ustedes hablan un portugués distinto. ¿Brasileños? Soy Argentino. Es aquí que el de pantalón de trabajo dice la frase más ridícula que alguien puede decir. ¿Qué dice? Lean detenidamente. Conozco un argentino. Ja. Todos conocemos un argentino. Hay un paraguayo que hace chistes con esto y

solo le falta leer este relato para reírse más.Nos miramos. El tipo dice el nombre del argentino porque no se acuerda el apellido: Matías. Volvamos a la esencia de este asunto. Estamos con Rosi perdidos en un pueblo de mierda donde nadie sale a la calle. Hace 40 grados. En la terminal hay 4 tipos, hablamos con uno que sospecha escuchar acentos brasileños, pero al descubrir que  soy argentino dice que conoce uno. Que trabaja con él hace un mes.  Ahí Rosi se da cuenta de algo y aquí empieza el corazón de este relato. Hace un mes y medio mi vecino de enfrente, en Banfield. El que veo desde mi ventana  mientras sube o baja cosas de una camioneta que dice “reparación de aire acondicionado” se fue a Portugal. Entonces Rosi le hace esta pregunta. ¿Trabajás con aire acondicionado? Sí. Ahí todos saltamos de los asientos, de la risa. Nos paramos, gritamos. Nos acercamos, golpeamos las manos como quien festeja. Eso es la conexión. Esto. La conexión produce júbilo. No produce sopor, o depresión y mucho menos dependencia. La conexión multiplica la vida. Eso es lo que saben los árboles que se comunican entre ellos en lo que se llama Micelio que es una red mucho más poderosa que internet y los conecta debajo de la tierra en todo el mundo. Solo después que la conexión real suceda es donde se puede o no usar el teléfono celular.  En este caso  el muchacho  lo usa, llama a Matías con quien estuvo hace 15 minutos tomando algo unas cuadras atrás y dice: Matias, te voy a pasar con alguien, yo digo ¿Qué hacés, boludo? ¿Quién habla?, dice Matias.  Digo mi nombre y a Matias se le quiebra la voz para después comenzar a gritar descontrolado conectando cosas que es imposible describir un viernes de mañana.

Vos ¿de qué te sorprendiste ultimamente? ¿Con qué o quién conectaste?

6 comentarios

Se agradece compartir

articulos
Sergio Mercurio

BRUJAS

Mi padre pregonaba el ateísmo. El me convenció de una forma muy didáctica la imposibilidad de que Dios existiera. Me pareció razonable. Nunca en su

Seguir leyendo »
articulos
Sergio Mercurio

Messi y la Mentira

Recientemente, el 25 de octubre, ha sido declarado a nivel mundial el día internacional de la talla corta.  La expresión enano ha desaparecido y para

Seguir leyendo »