Cierro los ojos, respiro y sucede. Estoy viendo pasar a una velocidad vertiginosa ojos que son al parecer un poco viejos, que hacen un parpadeo y ya son otros. Como no lo puedo detener y me entretiene, permanezco con los ojos cerrados viendo el desfile de ojos donde de pronto creo ver ojos simultáneamente cansados hasta que para mi sorpresa, encuentro en el desfile el ojo de mi padre. ¿Lo he inventado? ¿Tengo esa capacidad? ¿Puedo con mi imaginación reproducir los ojos de mis hijas? Quiero hacerlo pero el desfile no cesa. Quiero que aparezcan los ojos de mi mujer. Los conozco, quiero que aparezcan para sentirme amado. Los ojos de mi mujer no pasan, tampoco los de mis hijas,pero ha vuelto el ojo de mi padre y me ha venido una pregunta ¿Y si estos ojos no son imaginarios?¿Si en realidad son ojos que han existido?¿Y si en realidad, uno de estos es el ojo, la mirada de mi tatarabuelo?¿Por qué no? Nadie sabe lo que puede un pensamiento, lo que puede un hombre. Continúo respirando¿Qué misterios habrá aun dentro de mí mismo? ¿Cuántas señales habrán pasado atómicamente por la sangre? No lo sé, siguen pasando los ojos, no voy a decidir nada, uno de estos , es el ojo de mi tatarabuelo y está parpadeando, cada parpadeo es una señal inequívoca, es en clave, es morse. Me está diciendo algo. Sabe que lo estoy buscando.
Infancias Bolivianas
Bajo del avión que me ha traído de Sucre a Cochabamba. Nos dividimos porque tenemos que llegar en 20 minutos al taller que voy a