Escritor, cineasta, actor, director, formador

El Amigo Equivocado

por Sergio Mercurio

por Sergio Mercurio

Yo tengo un amigo que está equivocado. Muy equivocado. En casi todo. Si hablamos de comida, come mal. Muy mal. Es desordenado. Es de público conocimiento, no solo por los nutricionistas actuales sino por los dichos antiguos, que hay que desayunar como un rey y cenar como un mendigo. Un caso raro donde la ciencia y la costumbre  se hermanan. Mi amigo rechaza la ciencia y tiene la costumbre de no hacerle caso a nadie por lo que desde que lo conozco no desayuna. Es decir invierte de una manera radical la sabiduría y la repetición. Incluso suele invitarme a cenar a diversos lugares entre los que se encuentra su casa y la cena escapa de la frugalidad y convida al arrepentimiento.  En esas jornadas se come y se bebe hasta que uno se suelta el botón superior del pantalón a modo de hacer respirar la exhausta barriga. Algunas veces lo encuentro cerca de las 10 de la mañana, invariablemente en ese momento toma una cerveza con aceitunas y no es raro verlo tomar un café con leche  con mediaslunas al mediodía

  Este amigo que yo tengo es tan raro en sus costumbres que medio mundo lo conoce y casi nadie concuerda con sus actos. Los que viven en su barrio dicen que lo han visto sacar con basura con un traje de gala y zapatos lustrosos. No les llama la atención que suele podar los árboles en una escalera de madera en pantalones cortos y con zapatos. Por otro lado mi amigo esta siempre aprendiendo música y lo hace en los momentos mas inadecuados que pueda encontrar. Es interesante señalar la capacidad de aprendizaje que tiene. El problema es la variabilidad de sus gustos porque lo conocí hace una punta de años  y compartimos un pequeño departamento cuando decidió aprender a tocar la gaita. Al hacerlo volvió al hogar con un paquete que abrió para mostrarme no el instrumente y si el kilt, la pollera típica de los escoceces. Dejé de vivir con el por dos razones valederas: conseguí un trabajo en una ciudad vecina y ademas no soportaba escuchar como ensayaba. Lo reencontré en el verano cuando había decidido mudarse a la playa y paralelamente estudiar piano.

Es importante saber que se había mudado al mar con esos dos objetivos pero como sus recursos muchas veces no están emparentados con sus intereses, la mudanza a la playa le alcanzó justo para un piano vertical y una carpa. Una muy buena carpa militar que compró en un lugar de usados. Durante todo el verano mi amigo entretuvo a un camping y eso le permitió no pagar el hospedaje del piano quien ocupo la sombra de un hermoso y frondoso árbol.  Dejó de vivir en el camping  a razón de la brisa marina que royó el piano de una manera intempestiva. Si enumero las decisiones de mi amigo no hay modo de valorarlo. Siempre se equivoca. Lo conozco hace mucho tiempo y si algo hizo rebalsar el vaso han sido sus decisiones políticas. Yo no se si es inocente o estúpido. No sabe evaluar la historia. Defiende o vota o cualquier sátrapa y lo he escuchado defender la santidad del diablo. La inminencia de las elecciones me ha hecho visitarlo. Me preparé de una manera especial para su encuentro; imaginé que una vez más iba a votar por el peor candidato. Lo senté delante mio, respiré hondo y entonces serenamente le hablé. Mientras le hablaba tenía una cara bastante dispuesta a escucharme. Algunas veces incluso asintió hasta que finalmente me habló. Lo hizo como suele hacerlo: suavemente. Suavemente siempre ha tomado las decisiones incorrectas. Suavemente se ha equivocado. Ha metido la pata de una manera inequívoca. Todos sus decisiones incorrectas le han hecho mil y una vez pagar el pato. Discutimos. Discutimos como ya lo hemos hecho otras veces. La decisión de su voto me enervó. La falta de posibilidad de que escuche razones. Yo había llegado hasta allí incluso con libros de historia como para demostrar que lo mio era fundamentado. No le hizo mella. Dejemos de lado tus libros, me dijo. No son míos le grité, son los libros de la humanidad. Ahí aclaró, dejemos de lado los libros de la humanidad. Ahí comenzó a hilvanar un discurso imposible, una largo lista de insensateces, la más elucubrada barbaridad, falta de tino, y compromiso entonces decidí que no iba a escucharlo más. Nos quedamos callados. Muy callados. La distancia entre nosotros comenzó entonces a tomar medidas faraónicas, suprahumanas. Respiré hondo mientras veía mis manos cruzadas, finalmente levanté la vista. Él estaba delante de la cocina y me daba la espalda.

Me dijo que estaba con ganas de cocinar un pollo que le habían regalado. Dijo algo con respecto a cierta mostaza. Expliqué que no me iba a quedar a comer. Que él había tocado el límite y lo había pasado. Él me miró con cierta incredulidad. Temí que no entendiera las consecuencias de mis palabras. Asintió alegre. Lo que demostró que una vez más  no había entendido nada. Su gesto me enervó. Me levanté y me dirigí a la puerta. La abrí y le expliqué serenamente que no creía que quisiera verlo alguna vez más en mi vida. Él me dijo que no creía lo mismo cosa que me hizo enervarme a un más. Entonces los dos hicimos algo que pareció cómico, quise empujarlo mientras el quiso abrazarme. Por primera vez en mi vida tuve un ataque de rabia y risa. Sé que lo que voy a relatar no me deja bien parado, pero algo me dice que debo confesarme. El hecho de no ser religioso y no haberlo hecho nunca me esta poniendo en un lugar nuevo. Morite. Eso le dije. Morite.  Se lo dije en un tono de voz que nunca he usado. Estoy muy acostumbrado a manifestar el odio regularmente y sé perfectamente como hacerlo ya que es una actividad que practico. Siempre he odiado.  Odio las personas que se equivocan. Que regularmente se equivocan. Apenas salí de su casa la sien empezó a latirme. Se me erizaron los pelos del brazo. Llegué a la esquina de su casa y atravesé la calle pensando en la posibilidad que desaparezca. Pensé en lo bien que iba a venirle al mundo que este imbécil no existiera. Nadie debe equivocarse tanto. Aborto de la naturaleza, lo nombré. Ahí escuché un pitido raro, como si fuera el sonido de un ganso. Giré la vista y entonces lo vi  a media cuadra soplando un instrumento raro. Estaba parado en la puerta de su casa mientras sostenía un instrumento y agitaba la otra mano saludando. Desde su saludo a mi furia distaban 50 metros. Entorné los ojos y vi que se ponía las dos manos alrededor de la boca para gritarme que también podía  hacer papas fritas. El segundo siguiente fue una especie de muerte. Escribo el título de este relato en mi cabeza. El amigo equivocado es un titulo muy bravo. He vuelto a mirarlo y me esta haciendo señas con la mano para que regrese. Al parecer el no piensa lo mismo de mí. Evidentemente él no piensa que yo soy su amigo equivocado. Me estoy poniendo colorado al sentir que tal vez sea yo quien no se puede dar cuenta de algo.

29 comentarios

  1. Ha, en lisant le début de ton histoire, je pensais : si une telle personne n’existait pas vraiment, il faudrait l’inventer ! Je crois que j’ai pendant longtemps connu cette détestation que tu décris, celle des personnes qui «ne comprenaient pas» ce qui me semblait si important (notamment en termes politiques) et puis j’ai entendu une blague et cette blague m’a aidée à prendre de la distance au fur et à mesure avec ma détestation … Je peux essayer de l’écrire ici (la blague) mais fonctionnera-t-elle à l’écrit ? Dis-moi ce que tu en penses ! Bonne journée 🙂

      1. ma réponse n’est pas passée hier (problème de connexion), je t’ai envoyé la blague en audio sur le whatsapp de Rosi

          1. j’ai fait en sorte d’utiliser des mots simples…! Et l’espagnol et le français sont très proches, ça devrait le faire 🙂

  2. Gracias Sergio, y buenaventura con tus otros dos proyectos!
    mis amigxs. a la altura de la vida que camina los treinti, necesitan contar con cierta sensibilidad básica para mi criterio, sino…serán parte de mi historia y mi recorrido. Pero amigx, es un lugar cuidado para quienes me potencian, me cobijan, me despabilan, me preocupan y los preocupo, nos aconsejamos, nos enamoramos y desenamoramos pero (mil peros mas….) pueden ver y y puedo ver en frente un sujeto sensible y amoroso que podría ser yo, ser él.

      1. Muy bueno el cuento.
        No deberías abandonar los cuentos de los viernes porque no sabria que leer mientras desayuno pollo con papas fritas

  3. Qué delicioso leerte, recién así, con tu genialidad de estilo y escritura oral, puedo aguantar acercarme a lo que percibes y siente: un no-otro, un no-amigo, un no-ser que te lleva al límite, a pensar que tú «eres» el equivocado. Equivocado o no como te hace sentir el tal, bien bárbaro eres, eso sí, maestro Sergio. FELIZ DOMINGO que viene! P.D. que practiques rutinaria y profesionalmente odiar y lo hagas con tal gusto también te hace bárbaro – porque convives con lo opuesto, como es evidente a quien te conozca.

  4. Me encantaría leer todos los relatos que has escrito durante más de dos años.
    Espero tener tu nuevo libro cuando esté listo, en mis manos. Será un gusto enorme leerlo.

    ¿El amigo equivocado no pensará que el equivocado es uno y no él?
    En tiempos dónde no hay la claridad ni conocimiento de los hechos, suelen aparecer amigos equivocados tomando decisiones nada acertadas.
    Abrazos

  5. Va a tocar ir hacia atrás en el tiempo y quién sabe te alcanzo en 99 relatos.
    GRACIAS, por llenarme la cabeza y el corazón con esos seres tan especiales.

  6. Me has hecho reír varias veces Sergio y reflexionar sobre los amigos o familiares «equivocados» que tenemos todos quienes estamos «del lado de la historia y la razón», y sobre la violencia con la cual a ratos quisiéramos que desaparezcan, aunque jamás votaríamos por alguien que propusiera perseguirlos… en cambio ellos no se enojan como nosotros por las decisiones electorales que tomamos, pero sí votarían por gente muy violenta. En todo caso no van a desaparecer y comprenderlos es un abismo…

  7. Leer este relato al día siguiente de Milei presidente es un mensaje.
    No sólo un amigo, millones de Argentinos que respiran mi mismo oxígeno.
    Trataré de sobrevivir conviviendo con ellos.
    Suerte en tus nuevos proyectos.

  8. Sérgio, todos temos amigos equivocados. Aqui os chamaria de esquisitos, expressão que em espanhol tem outro significado. Estamos aguardando tua chegada em dezembro com os livros que nos prometeste. Efigênia está totalmente renascida. Abraço.

  9. Tenho reparado que geralmente odiamos ideias e não pessoas…

  10. Hola Sergio, te leo hace varias semanas, disfruto y espero tus relatos. Ahora voy a buscar nuevos puntos de encuentro con vos. Juan de Tilcara me presento tu sitio en internet y a tu persona cibernética. Ya te veré en 3 D cuando la vida nos cruce. Gracias por la generosidad de compartir tus escritos y por generar el espacio de encuentro.El amigo equivocado, particularmente especial para mí en estos tiempos. Gracias te leí y quedo pensando. Abrazo y me sorprenderás algún viernes con un nuevo relato. De esas sorpresas necesarias y felices.

  11. Sergio, gracias, muchas gracias! Es muy bueno ese relato. Hace reflexionar sobre los sentimientos por encima de las posturas políticas, religiosas y de lo que está «bien o mal » en las costumbres de cada uno. Y…dice mucho más. Gracias por tus generosos relatos de tantos viernes. Y la mejor salud para los proyectos. Gran abrazo!
    Graciela (madre del Pelado)

Se agradece compartir

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